Introducción al síndrome lumbociático
Pocas dolencias en el hombre han merecido tanto estudio como el síndrome lumbociático. Esta enfermedad se conoce desde hace cientos de años fue objeto de estudio de muchos intelectuales de época remotas.
Estudiosos de la Antigua Grecia y Roma consideraban que el dolor ciático era un desequilibrio natural físico relacionado con la vida intelectual, incluso era confundido con procesos tales como la gota, la tuberculosis ósea, la dislocación de cadera y la poliomielitis.
No obstante, no fue hasta 1933 cuando los doctores William Jason Mixter y John S. Barr publicaron el prolapso del disco intervertebral, causado por una hernia del núcleo pulposo, que pudo establecerse una causal mecánica en este síndrome.
En la actualidad afecta por igual a hombres y mujeres entre los 25 y 45 años, es la principal causa de incapacidad laboral en el país con alrededor de 1.000 pacientes atendidos al año por su causa y la primera en medicina física y rehabilitación, según datos del INSS.
La lumbociática se puede describir como una sensación muy dolorosa que el afectado refiere en la región lumbosacra, región glútea y en la cara postero externa de la extremidad inferior. En pocas palabras, la lumbociática se puede definir como la irritación del nervio ciático, el nervio más largo y con mayor diámetro de nuestro organismo, un tronco nervioso grueso constituido por la unión de las raíces nerviosas de la zona lumbar y posterior de la pierna hasta llegar a los dedos de los pies.
El síndrome lumbociático inicia con un fuerte malestar lumbar que puede instaurarse de forma brusca o bien de forma paulatina tras un episodio de lumbago, irradiándose desde la parte baja de la espalda y de ahí a la cara posterior del muslo hacia la pierna y el pie. La afección aumenta con el movimiento y conllevando a una pérdida de sensibilidad y a una pérdida de los miembros inferiores.
La lumbociática puede clasificarse de la siguiente manera: lumbociática raquídea o proximal, lumbociática pelviana, lumbociática troncular y lumbociática psicosomática o funcional.
¿Cuáles con las causas del síndrome lumbociático?
Las causas son múltiples, desde un deslizamiento de una vértebra hasta una hernia discal, pero la más frecuente es la compresión de un nervio dentro del canal raquídeo.
El sobrepeso, el sedentarismo, el trabajo físico pesado, el levantamiento inadecuado de objetos, así como el uso de tacones muy altos o adoptar posturas inadecuadas al sentarse, también pueden ser las culpables de esta afección.
Tratamiento conservador y quirúrgico de la Lumbociática
Una exploración cuidadosa y una exhaustiva anamnesis continúa siendo fundamentales para un correcto diagnóstico y, por tanto, un acertado tratamiento de la lumbociática. La confirmación de la causa de la lumbociática se realiza mediante pruebas complementarias de imágenes: Radiografía (RX), tomografía (TAC), Resonancia Magnética Nuclear (RMN) y una Electromiografía (EMG).
Inicialmente el tratamiento de este síndrome lumbociático es sintomático, dado que en la mayoría de los casos se produce una regresión en un período de tiempo.
En el tratamiento conservador de esta dolencia, primero que todo hay que diferenciar el tratamiento en la fase aguda de la fase posterior. En la fase aguda para contrarrestar esta enfermedad, es importante seguir las siguientes pautas: mantener reposo, dormir en un colchón duro y recostado del lado contrario al dolor, colocar una almohada entre las rodillas para evitar que haya más elasticidad del nervio ciático, utilizar calzado bajo y recurrir al uso de antiinflamatorios no esteroidales, relajantes musculares, anti neuríticos o complejos de vitamina B.
Por su parte, en la fase crónica resulta muy práctico realizar ejercicio como natación o ejercicios de higiene de la columna para potenciar la musculatura lumbar y un tratamiento de Potenciación Muscular Selectiva (PMS).
Cuando existe compromiso neurológico severo, como el síndrome de la cauda equina o “cola de caballo”, así como falla del tratamiento médico, el tratamiento quirúrgico puede ser mínimamente invasivo o con cirugía abierto, según lo estime el especialista.
¿La lumbalgia es lo mismo?
La respuesta a esta pregunta es No. Según la Sociedad Española de Reumatología (SER), la diferencia entre estas dos afecciones no solo radica en el origen sino también en el tratamiento. Las causas generadoras de dolor son diferentes en ambos casos y por tanto el tratamiento debe variar.
Recomendaciones generales para evitar síndrome lumbociático
Desde la Sociedad Española de Columna Vertebral (GEER) apuntan ciertos aspectos claves sobre la prevención, manejo y resolución del dolor por Lumbociática:
- Hacer ejercicio físico aeróbico de forma regular para mantener un buen tono muscular
- Si no hay signos de alarma y es la primera vez que se presenta dicho dolor lo mejor será guardar un reposo relativo de 48 horas.
- Acudir al especialista si se presenta un dolor de repetición o si el tiempo pasa y el dolor no cede para que realice un diagnostico e instaure un tratamiento adecuado.
El diagnóstico de un especialista
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