Tras una caída o una contractura o por posturas inadecuadas, accidentes de coche o la práctica de un deporte, las lesiones osteoarticulares y musculoesqueléticas requieren un diagnóstico certero y un programa de rehabilitación que consiga, no solamente reducir el dolor y la inflamación iniciales, sino también la recuperación de la movilidad en el menor tiempo posible.
Ante una fractura, el reposo suele ser la mejor opción inicial; pero no lo es en el resto de lesiones, como contusiones, esguinces, torceduras o sobresfuerzo muscular, por las siguientes razones:
– Se pierden el tono y masa muscular de la zona, por la reducción de síntesis proteica.
– Se pierde capacidad aeróbica en la zona en reposo absoluto.
– Se debilitan los tendones y se deterioran sus propiedades mecánicas.
– Se produce una pérdida de tejido óseo, por falta de activación de los osteoblastos y osteocitos; que generan formación ósea, al detectar las cargas por movimiento.
El reposo absoluto de la zona lesionada no es recomendable y, siempre bajo supervisión especializada, se debe realizar un programa de ejercicio físico y potenciación muscular.
La potenciación muscular selectiva (PMS) en la terapia física y rehabilitación
Cuando ocurre una lesión, tras una evaluación y un diagnóstico adecuados, se aconseja la realización de potenciación muscular selectiva (PMS), que consiste en un entrenamiento de aquellos músculos debilitados. Esta actúa sobre el grupo muscular afectado, de forma que se logra la recuperación de la funcionalidad y estabilidad del aparato locomotor.
Pero, además, se consiguen la recuperación de tejido óseo y un fortalecimiento de los tendones, así como del tejido conectivo que envuelve la zona muscular. Con ello, lo que se logra es un mayor fortalecimiento y soporte de las cargas a las que se someten las zonas en recuperación.
Por ejemplo, una persona con síndrome lumbociático puede recibir un tratamiento para aliviar el dolor y de reposo, inicialmente, en su fase aguda. Habitualmente, durante las primeras 48 horas. Sin embargo, en su fase crónica, para recuperar la fuerza de los músculos lumbares y evitar nuevas crisis, se recomiendan la práctica de ejercicio físico activo, resistido, de intensidad media y alta, como el tratamiento con potenciación selectiva de los músculos lumbares.
En el síndrome cervical, tras un impacto o una colisión de tráfico, se aconseja un reposo relativo, inicialmente, con tratamiento orientado a paliar el dolor. Sin embargo, es de suma importancia iniciar la rehabilitación de forma temprana, realizando ejercicios terapéuticos para cuello, hombros y brazos. La Potenciación Muscular Selectiva resulta fundamental para evitar recaídas y secuelas de mayor severidad a largo plazo.
Conclusiones
Como conclusión, es recomendable que un equipo profesional realice el diagnóstico adecuado de la lesión y programe un plan de terapia física y rehabilitación para evitar la pérdida de tejido óseo y masa muscular, así como del tono y de la fuerza musculares derivados del reposo excesivo de la zona. También si fuera necesario indicaria terapia de fisioterapia.