La hoffitis, también llamada síndrome de Hoffa o pinzamiento de la almohadilla de grasa infrapatelar, es un problema que afecta a una de las tres almohadillas de tejido blando graso que se encuentran debajo de la rótula y provoca dolor en la parte delantera de la rodilla.
La almohadilla de grasa de Hoffa actúa como un cojín protector que separa la rótula de la espinilla y los huesos del muslo. El dolor que experimenta en la parte anterior de la rodilla un paciente con hoffitis se debe a que la almohadilla de grasa de Hoffa, que se encuentra detrás del tendón rotuliano y debajo de la rótula, está pinzada e inflamada.
Cada vez que la almohadilla grasa sufre un pinzamiento o se aplasta, se hincha y provoca dolor. El problema del síndrome de Hoffa es que la inflamación de la almohadilla la hace aún más propensa a sufrir otro pinzamiento justamente por el aumento de tamaño.
De esta manera, la hoffitis es una enfermedad que suele afectar a atletas y una de las principales causas son microtraumatismos repetidos. Es muy probable que también sufran hoffitis las personas cuyas rodillas van más allá de las rectas (hiperextensión) como bailarines o corredores.
Cómo diagnosticar el Síndrome de Hoffa
Un paciente con Síndrome de Hoffa muestra dolor en la parte delantera y en los lados de la rodilla, que puede ser difícil de identificar. A menudo, no ha habido una lesión clara y ha aparecido durante un período de días o semanas. Sentarse con las rodillas dobladas o subir escaleras son movimientos cotidianos que para el paciente son cada vez más dolorosos.
El dolor de rodilla aparece a la altura del tendón rotuliano y, además de la molestia habrá una inflamación de la rodilla así como limitación en los movimientos.
Es importante hacer un diagnóstico diferenciado para descartar que el dolor a la altura de la rótula no sea una tendinopatía rotuliana. Muchas veces la hoffitis es una consecuencia de una complicación en el tendón, por lo que el tratamiento deberá priorizar este problema.
En un examen físico, la hoffitis se manifiesta no solo por la notoria inflación, sino también porque el dolor es difuso y se extiende por toda la parte anterior de la rodilla. En el caso de tratarse de una tendinopatía, el foco del dolor se concentra en un punto concreto de la rodilla.
Además del examen físico, el diagnóstico por imágenes es la mejor forma de garantizar que se dará un tratamiento correcto a las molestias y bloqueos de la rodilla. La artroscopia es la técnica más utilizada en estos casos porque es una exploración directa de la articulación y se puede apreciar tejido graso inflamado.
Tratamiento de la hoffitis con fisioterapia
En lo primero que hay que pensar al encontrarnos con un paciente con hoffitis es en calmar el dolor. Los vendajes y masajes con hielo ayudan a reanudar el flujo sanguíneo y son un aliado indispensable en un primer momento del tratamiento. Algunos centros de fisioterapia también se decantan por la electroterapia en la primera fase del tratamiento.
Un tratamiento de fisioterapia que pretenda abordar el síndrome de Hoffa de forma efectiva debe centrarse tanto en la manipulación de los tejidos blandos como en el movimiento articular.
El tratamiento de los tejidos blandos debe estar orientado en los músculos que rodean la región de la almohadilla de grasa, que ayudarán a reducir el dolor, mejorar la relajación muscular y la capacidad de las articulaciones para moverse normalmente.
La movilización articular se centra en las superficies articulares para reducir el dolor, mejorar la movilidad específica de las articulaciones y reeducar el movimiento articular adecuado.
Otro de los objetivos de la fisioterapia será fortalecer la musculatura, además de mantener bajo control la inflamación. Para fortalecer los músculos el paciente deberá hacer ejercicios que irán aumentando en complejidad dependiendo de la respuesta de la rodilla.
En un primer momento se harán ejercicios isométricos que no impliquen movilidad directa de la rótula para poco a poco aumentar el grado de angulación, sin perder de vista la alineación de la rodilla. Los ejercicios pueden ir acompañados de hielo si el dolor es persistente.
Los ejercicios de control de cuádriceps sirven para reeducar el músculo para que no se extienda demasiado, mientras que los ejercicios de fortalecimiento de los glúteos y estabilización del núcleo ayudarán a reducir la carga en la rodilla y mejorarán la biomecánica.
Se puede pensar también en ejercicios de estabilidad postural para mejorar la fuerza y la biomecánica, así como reeducar la marcha y la postura en patrones de movimiento funcional como correr, ponerse en cuclillas o saltar.
Los ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, combinados con fisioterapia ayudan a mejorar notoriamente los síntomas de la hoffitis y hacer que el paciente vuelva a su actividad física con normalidad.